lunes, 16 de marzo de 2009

Por amor a vos


“Torpe”, “sosa”, “liviana”, “intrascendente”, “superficial”, “viaje turístico por Barcelona”. Cualquiera de estos adjetivos aplicados en una crítica cinematográfica dan cuenta de una película cuya calidad dista de ser buena. Por el contrario, la ficha técnica de esa obra difícilmente tenga más de dos hombrecitos soplando el clarinete, un par de deditos levantados o un número mayor a 5, según el sistema por el medio para recomendar o no las distintas propuestas de la cartelera que se renueva semanalmente los jueves.
Pero toda regla tiene su excepción y ésta se llama “Vicky Cristina Barcelona”, la película de Woody Allen, estrenada en Argentina hace poco más de un mes. A pesar que los comentarios y opiniones publicados en los principales diarios porteños contuvieran los calificativos mencionados al comienzo de este artículo, los periodistas especializados sostuvieron que el último opus del otrora sicótico amante de New York era bueno o muy bueno, recibiendo 3 puntos en Clarín y La Nación (sobre 5) y 7 unidades en Página/12 (sobre 10).
¿Cómo se explica eso? La película no es buena ni esta cerca de serlo, pero es la mejor que hizo el director de Annie Hall en la etapa europea que inicio hace 4 años con Match Point. La metáfora boba y la gravedad innecesaria de ésta, seguida de la ñoña Scoop y la trágica Cassandra`s Dream hacen que, con poco (o nada), VCB las supere con amplitud.
Por eso, la molesta sobreactuación de Penélope Cruz, las bobaliconadas del macho hispanoparlante que compone Javier Bardem (¿dónde quedó el actor que supo emocionar sólo con sus ojos en Mar Adentro?), la superficialidad de Scarlett Johansson (¿Es la misma que lloraba cuando descubría que el matrimonio dista de ser un cuento de hadas en Perdidos en Tokio?), los malos encuadres y los pésimos montajes se soportan. Estaba en Guatepeor, ahora esta en Guatemala. Se la considera “buena” simplemente por ser menos horrible que sus predecesoras, por no estar “tan mal” y porque se ve un leve vestigio del Allen que supo ser.
Sabemos que independientemente de las críticas, Argentina es uno de los pocos países donde el público no le da la espalda a sus obras. Sólo así se explica cómo un fracaso mundial como Scoop superara aquí los 100.000 espectadores, o el soporífero pesar de Ewan McGregor fuera soportado por dos centenares de miles de personas. Pero no sólo sus devotos entronizan su obra, los críticos también. Pese a la dureza con la que fue tratado durante sus experiencias en el viejo continente, el amor se mantiene firme al calificar a VCB no como una obra extrapolada del contexto, sino como un leve asenso de la pendiente con la que venía derrapando el neoyorkino. Entonces, los buenos o sietes se transforman en muestras sintomáticas del amor incondicional hacia Allen y su trayectoria, es una pequeña luz de esperanza para quienes ya lo dab(an) por acabado.
Los fanáticos que capturó con sus profundos y filosóficos dilemas durante los 70 u 80 provocan hoy una condescendencia especial para con él y sus películas. Al día de hoy, esta historia merecedora de un destino directo a DVD es una de las más películas más vistas durante 2009.

1 comentario:

  1. La viste? La entendiste? Me parece que no... Ah perdon, te gustaba the black hawk

    Ague charly Gary y tete jojo

    ResponderEliminar